“Dispuesta a servir en lo que sea del agrado del Señor”, “reúne hermanas para abrazar las necesidades de los pueblos, en la educación cristiana de la juventud y alivio de los enfermos”, especialmente de la mujer y los grupos humanos socialmente más empobrecidos.
La Escuela Vedruna quiere anunciar al Dios de la Vida con el estilo y la identidad que Joaquina de Vedruna imprimió en sus primeras escuelas. Su planteamiento educativo se basa en los elementos esenciales que constituyeron la maduración humana y cristiana de su fundadora: experiencia de familia, su ser de madre, profunda vida interior, humildad y fortaleza ante las dicultades, compromiso con los débiles, mirada atenta a la realidad y sentido eclesial.